Han pasado ya veinte años desde que Harry y Lloyd se conocieran y formaran el divertido dúo que nos hizo reír con sus disparatadas ocurrencias, pero ninguno de los dos parece haber madurado. Harry tiene una hija a la que apenas conoce, y necesitando un trasplante de riñón, intenta localizarla para pedirle que le done uno de los suyos.