Para Miguel Ortiz todo marcha como siempre lo soñó, hasta que termina en prisión acusado injustamente por lavado de dinero. Una vez que completa su sentencia, sin dinero y sin lugar a donde ir, regresa a su antiguo barrio en donde se encontrará con sus amigos de la infancia que tienen un equipo de futsal que es un auténtico desastre. Miguel, decide hacerse cargo del equipo logrando conducirlo al éxito.