Tras la muerte de su esposa, el escritor Monte Wildhorn se ha vuelto un amargado que ha perdido la fe en el mundo y en sí mismo y sólo encuentra consuelo en el alcohol. Su sobrino, preocupado por él, le ha encontrado un lugar para pasar las vacaciones: la casa de veraneo de un músico amigo suyo: la única condición será que cuide del perro. Allí conoce a Charlotte O’Neil, una atractiva divorciada que intenta empezar una nueva vida, y a sus tres hijas: Flora, de 6 años, Finnegan, de 10 y Willow, de 15. Su relación con ellas le recordará lo que solía decirle su esposa: «cuando una puerta se cierra en algún sitio, otra se abre en otro lugar».