Teresa (Geraldine Chaplin) y Pedro (Per Oscarsson) son un matrimonio sin problemas. Su vida monótona y convencional transcurre en una casa muy lujosa, pero demasiado grande y algo fría. Él trabaja como ejecutivo de una fábrica de automóviles, y ella es ama de casa. Un día reciben unos muebles procedentes de una herencia familiar de la antigua casa de Teresa. Son demasiado aparatosos y contrastan con la línea minimalista y moderna del chalet en el que viven, por lo que van a parar al sótano. Pero Teresa, que los ha contemplado, empieza a tener recuerdos y sueños. La primera noche, como una sonámbula, se levanta de la cama y se dirige al sótano. Su marido, Pedro, la sigue y contempla atónito las charlas que mantiene con su padre. Así es como se entera de que Teresa se casó por imposición familiar.